martes, 10 de abril de 2007

EL BEBE Y EL CONDOR



Por: Gabriela Alfonzo


Un hermoso día nublado, en las altas montañas de la Paz vivía una señora de color café, tostada por el sol, de cabello oscuro y de ojos achinados, ella se llamaba Cheta Peta. Cheta cargó a su pequeño bebé y lo colocó en una cesta de paja que ella tejió; lo agarró y juntos se fueron a talar árboles para poder tener bastante leña para la cena. Cuando llegaron a la gran ciudad de árboles ella comenzó a talar sin parar, mientras avanzaba agarraba la cesta y la rodaba para que el bebé estuviera cerca….
Esa misma mañana, un cóndor muy preocupado, porque no tenía comida decidió vigilar un valle para ver si conseguía comida para él y sus criaturas.
Ya cansado de esperar bajó y se paró en un peñasco, de repente vio con su aguda mirada a alguien que bruscamente talaba el árbol más alto hasta que este se cayera, cuando el árbol cayó, el cóndor muy bravo subió a las alturas donde se encontraba hace unos minutos para ver quien fue el que se atrevió a arrebatarle el árbol donde siempre se posaba para ver el valle.
Cuando el cóndor vio a la señora, quiso vengarse, pero como?? Se preguntó.
Mientras bajaba escuchó un chillido escandaloso, y este al percatarse que era una pequeña personita que gritaba junto a la persona que le arrebató su árbol, pensó que este serviría de venganza y también como alimento para sus pichones. Aceleró el vuelo y tomó la cesta con sus garras. La señora trató de seguir el vuelo del cóndor que le arrebató a su hijo, pero no pudo; se sentó a llorar sintiéndose muy infeliz.
Mientras lloraba escuchó un tiro, ella corrió asustada hacia esa dirección y se frenó ante unos cazadores que rodeaban algo. Cheta Peta por curiosidad se asomó entre las cabezas de los cazadores y vio a un cóndor muerto que llevaba entre sus garras a un pequeño bebe en una cesta. Emocionada gritó que era su bebé y lo tomó entre sus brazos acariciándolo y entre llanto y risas se alejó agradecida de los cazadores por habérselo devuelto.

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