domingo, 30 de agosto de 2020
jueves, 18 de junio de 2020
domingo, 9 de junio de 2019
jueves, 25 de abril de 2019
La señora de los Lirios Por Omira Bellizzio Poyer
A la memoria de mi abuelita María Evangelista, la señora de los Lirios.
25 de abril de 1924 - 15 de marzo de 2019
En el mes de abril todo florece. La señora de los Lirios sonríe placida y
su voz resuena palpitante de alegría junto a las aves visitantes. En su jardín
destellan los colores.
La lluvia aviva a su paso las
trinitarias, las calas, las cayenas, las bella a las once, las orquídeas, la
mata de jazmín y los lirios, siempre los lirios.
La señora de los Lirios, los
espera con ansiedad, los anaranjados sol, los rojos corazón y los blancos
mantecado, uno a uno le va colocando sobrenombres.
Muy temprano se levanta, se coloca su sombrero y sale al jardín. Despacio, va asegurándose de la
ubicación de sus lirios._ ¡Qué belleza! Floreció el anaranjado sol.
Los rojos corazón tienen tres capullos en unos días brotarán, piensa.
En un solo ramillete, cuatro trompetas engalanan el amanecer. La señora de los Lirios, llama a su nieta y
le pide le tome fotos.
El jardín, se llena de azulejos, cristofué, arroceros, libélulas, abejas
y cigarrones. Un festín de colores y
especies. Las iguanas no son bienvenidas, se asoman sigilosas, no quieren ser
vistas por la señora de los Lirios que las espanta alrededor de las cayenas y
la mata de lechosa.
Su nieta sale a su encuentro, y la señora de los Lirios le dice en voz
baja _Voltea mira nos visita un colibrí, besa a Sol, sus alas la abanican
luciendo su tornasol _ ¡Qué hermosa
fotografía! _La tomaste? le pregunta.
Un día la señora de los Lirios no
pudo caminar su jardín, ahora iba en silla de ruedas. Y feliz decía _el jardín
está radiante, mira las flores amarillas, las matas de lechosa y los limones tienen una buena carga.
Haremos limonada y dulce. Pero casi son las 4 de la tarde _ vas a
preparar un cafecito? Comenta.
El aroma a café se esparce en el porche de la casa y la señora de los
Lirios se sienta a esperar el café que le prepara su nieta. Juntas
observan los lirios, leen un poema, comen galletas recién horneadas y conversan
_Si un día te vas o si un día me voy, los lirios estarán para
recordarnos.
_Si un día me voy o si un día te vas, los lirios estarán para
reencontrarnos.
Sonríen y sus cabezas
se juntan, mientras sus miradas se pierden en el jardín de los secretos.
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Omira Bellizzio
lunes, 3 de septiembre de 2018
De vuelta a la escuela...Dedicado a los maestros
LA
PROEZA
DE SERLO
Danilo Sánchez Lihón
1. Diáfanos
y absortos
Los hombres que hacen la historia, ¿acaso son sólo aquellos que la violentan? ¿Y que la tiñen de sangre alzando altas hogueras restallantes que todo lo devoran y calcinan?
¿No la hacen también quienes calman los hechos, los
acunan y sosiegan? ¿Y así y de ese modo defienden y afirman la vida?
¿No la hacen también quienes ordenan los acontecimientos, los aseguran y consolidan? Y, de ese modo, ¿erigen y construyen lo que está en pie, palpita y se eleva?
¡Tal y como han hecho siempre en su vida y existencia los maestros de escuela que han consolidado etapas, períodos y forjado destinos!
Quienes ha erigido y construido con sus manos discípulos que han abierto calles, levantado edificios, erigido puentes.
¡Cómo también trazado y abierto urbanizaciones por donde ahora transitamos diáfanos, absortos e ilusionados!
2. Generoso
y claro
¿Sólo encarnan hechos memorables los que encabezan en las páginas de la historia y de los grandes fastos, revueltas, asonadas y revoluciones generando desesperación y tumulto?
¿Solo son dignos de tener un monumento en una plaza pública quienes provocaron incendios, derramamiento de sangre y hecatombes?
¡El maestro de escuela calma, acoge, protege!, porque es un padre de alma.
Y como es todo maestro: tranquilo, humilde y paciente, inserto en el telar de lo cotidiano y en el día a día de las aulas de clases.
Quien carga las bolsas con libros y rollos de papel para el trabajo cotidiano de sus alumnos.
Como carga también con las bolsas del mercado cuando hay que celebrar una efeméride.
Quien es generoso y claro en su sentir y pensar, como cordial y fecundo en cada respuesta a cada pregunta y en cada decisión que se adopte.
3. Cura
las heridas
Y recapacitemos:
Los hombres que miramos con asombro y se han convertido en leyenda.
¿Solo son aquellos que han ganado una y otra batalla? ¿Varias o múltiples contiendas decisivas?
¿Son verdaderamente dignos de admiración y encomio aquellos que han sembrado los campos de guerra entumecidos de tantos muertos?
¡Y de vivos pero que se retuercen entre ayes y gemidos?
¿Son únicamente célebres aquellos que emprendieron hazañas fulgurantes y conquistaron para su país o su rey vastas llanuras?
¡Y territorios con sus ríos, bosques y lagos, orgullo antes de sus legítimos dueños y poseedores?
La gesta y osadía del maestro de escuela es de otra índole: es el de la paz que construye las moradas eternas.
4. Lance
de amor
La labor del maestro de escuela es sumisa, rendida y dócil ante los niños a quienes les da alegrías y cura sus heridas del cuerpo y del alma.
De quien alivia sus carencias, ausencias y retardos, y llena los vacíos y huecos negros que suelen afligirlos y despertarlos angustiados y acezantes por las noches.
Su proeza no es aparatosa con gritos de ataque ni arengas de quitar o entregar la vida viendo la sangre que se derrama.
Extasiado con caballos que piafan, ballestas que zumban y arcabuces que atruenan.
¿Solo son héroes aquellos que en un rapto de coraje tuvieron el valor de salir airosos de un lance de amor y de muerte?
¡Y casi siempre disparando al centro del corazón de su víctima, inspirados en el fondo por una musa o por la arrogancia de ser superiores, caudillos o lo que sea?
5. Quien defiende
y consuela
¿Solo son heroicos aquellos que enfrentaron esperpentos de fábula, monstruos y alimañas míticas, endriagos a los cuales cercenaron sus cabezas con sus espadas centelleantes?
¿O lo son también quienes se sumergen fascinados en el alma profunda del ser humano y rescatan perlas que son referentes para sí mismos y los demás hombres?
¡Claro que son también quienes extasiados ante el encanto de la vida la conducen a puerto seguro y la cultivan para que se enaltezcan como grandes atalayas que auscultan y decodifican las estrellas del cielo!
Tal y como es un verdadero maestro de escuela.
Porque es quien toda la vida está al pie del yunque de la palabra amorosa de quien defiende y quien consuela.
6. El río
el mar y el viento
¡Y delante de la pizarra entre el polvo de la tiza, impartiendo lecciones de respeto, de honradez y de cariño!
Quien ha construido el mundo de manera ordenada, de abajo para arriba.
Con dedicación y afrontando sacrificios menudos que juntos suman un sacrificio inmenso y que luce solo a la luz del alba.
En quien la vida es la de un hombre que de manera escondida ordena lápices y les saca punta.
Quien extiende las hojas para que sobre ellas se creen nuevos mundos.
Quien alinea los cuadernos en las carpetas, los alisa y evoca a sus discípulos cuando ellos ya han partido a sus casas o al recreo.
Ante quien solo cabe prometerse seguir su ejemplo. Porque hombres como él son como el río, el mar y el viento constantes.
7. Cambia
la historia
Porque es el maestro de escuela quien siempre estuvo al pie del brotar de las espigas que se colman de frutos dulces y fragantes.
Atento al capullo de la flor que se abre. Y de la palabra iluminada que el niño primero balbucea y después pronuncia extasiado.
Porque es el maestro de escuela un hombre de virtudes sencillas, exactas y preciosas. Quien tiene el don de lo sereno, lo cabal y confiable.
Un hombre con la merced de lo paciente, tenaz y afectuoso. ¡Y que permanece incólume!
Que plasma y consolida, pero también que inventan para ti, para mí y para todos un mundo nuevo.
Ellos son los maestros verdaderos y auténticos, quienes al final cambian mejor y encauzan la historia humana sobre la faz de la tierra.
*****
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
Colegio Cristo Rey
Colegio Fe y Alegría
Colegio La Fe
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Danilo Sánchez Lihón,
Escuelas,
maestros
domingo, 3 de junio de 2018
lunes, 2 de abril de 2018
Día internacional del libro infantil
Un secreto... hoy se conmemora el día internacional del libro infantil y juvenil en homenaje al natalicio de Hans Christian Andersen escritor de cuentos de hadas de origen danés, esta celebración es promovida desde 1967 por IBBY (Organización Internacional del libro juvenil).
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Secretos del taller de Omira es un espacio que cumple 14 años promoviendo la lectura de libros para niños y jóvenes en mi amada Venezuela en varios países de Latinoamérica y ahora como voluntaria de lectura en la Biblioteca Pública de Denver (Denver Public Library) y su programa read aloud en español (Estados Unidos).
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Mi querido amigo y talentoso ilustrador venezolano Richard Escalona me ha venido sorprendiendo con distintos #doodleOmira heme aquí leyendo cuentos, un regalo que atesoro de @richardescalona y de @adoracioncreativa que me envió desde Chile para celebrar con todos ustedes que “Leer no es un secreto”.
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Si nunca le has leído un cuento a tu hijo. A tu sobrino. A tus alumnos. A tu vecino. Hoy es un magnífico día para ir por un libro infantil y leerlo con la emoción de un corazón bondadoso y alegre que tiene el propósito de hacer viajar a mundos maravillosos e insospechados, divertidos y sublimes. Crezcan con la imaginación: Los libros nos dan señales para ser mejores personas. Compartan y funden amor a la lectura.
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Una vez más Gracias por ser parte de mis secretos desde hace 14 años.
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NACE
HANS CHRISTIAN
ANDERSEN
PRÍNCIPE
DE LOS CUENTISTAS
PARA NIÑOS
Por: Danilo Sánchez Lihón
Perú
1. Dinamarca
se ilumina
Hans Christian Andersen es el más grande autor de cuentos para niños en la historia de la humanidad, quien vino al mundo en Odense, una pequeña isla de Dinamarca el 2 de abril del año 1805, hace 213 años, fecha que ahora se ha instituido en todo el mundo y en honor suyo como el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil.
Cuando nació su madre al verlo dio un grito de susto y pavor, pues la apariencia de la criatura era feúcha, como la de una ranita; deforme, desmadejada y, además, exánime.
Cuando lo llevó a la adivina para que le predijera qué iba a ser de la vida de ese ser enclenque y magro, la hechicera dio otro grito, más fuerte todavía por el asombro que le produjo lo que pudo ver en la bola de cristal.
¿Qué avizoró en su esfera la alelada pitonisa? Contempló lo que nunca había visto en su oficio de vaticinar el porvenir de la gente común y corriente que tenía en su delante.
– ¿Qué ocurre? –Preguntó la madre oprimida por la angustia y la ansiedad, pensando que la muerte era inminente y tocaría muy pronto a su puerta para llevarse a su endeble hijo, al cual se aferra pese a ser canijo y deslucido, como en verdad hacen todas las madres del mundo.
– Hecho de ver, –dijo la adivina estupefacta de lo que veía ella misma–, que de aquí a 100, a 200 años y a más de mil años toda Dinamarca se enciende de luces celebrando el nacimiento de este niño.
2. Escribe
desde el dolor
A la madre esta revelación o advertencia le produjo un alarido mucho más fuerte que el de la adivina, y no porque lo creyera sino porque el mundo desde que naciera ese niño parecía que había enloquecido. Aullido que fue seguido de un ataque de risa que no paró ni siquiera cuando llegó a su casa. E incluso siguió riéndose mucho tiempo después, porque creyó que la vidente se había desquiciado.
Ahora, 213 años pasada esa fecha, en todas las ciudades del mundo el 2 de abril se realizan festejos por el nacimiento del autor de “El patito feo”, “La sirenita”, “El soldadito de plomo”, “La Reina de las Nieves”, “La princesa y el guisante” y 162 cuentos célebres más que se han engarzado como joyas en el alma de la gente.
En América latina es probable que esta fecha pase desapercibida, aunque Hans no solo lo parezca, sino que es auténticamente un escritor más bien del Tercer o Cuarto Mundo por los temas que trata y las esencias de que está imbuido.
Tanto por su actitud, su contenido y su mensaje es nuestro autor, y nos representa debido a que escribe desde el dolor, desde la marginalidad y hasta desde la humillación más atroz; y en contra del orgullo, del poder y la soberbia. Es un escritor que nos pertenece plenamente; porque escribe desde lo humano y sincero que siempre estarán de parte nuestra.
3. Un mendrugo
de pan
Y es que la experiencia de la vida determinó su sensibilidad, su sabiduría y su grandeza. Así, su madre, en su infancia fue indigente y mendigó por las calles desalmadas de Odense.
Fue pordiosera como tantas niñas de nuestras ciudades, que suben a los ómnibus para decir, con voz quebrada, quejumbrosa y dolida, aunque irrenunciablemente puras e inocentes, diciendo más o menos la siguiente soflama, que la repiten cientos de veces y que reproduzco a tientas:
“Señores y señoras, damas y caballeros, no quiero molestarles en su lindo viaje. No quiero perturbar nobles pasajeros que me escuchan, su agradable día; pero soy una niña de un hogar sin padre ni madre. Tengo a mis hermanitos enfermos y soy quien quiere llevarles al menos un pan.
Ayúdame por favor, no me des la espalda, regálame una moneda de 10 céntimos que no te harán a ti ni pobre ni a mí rica, pero que a mí y a mis hermanitos nos servirá para comer hoy día siquiera un pedazo de pan ¡Y eso nos levantará la moral!
Y que Dios bendiga tu familia, tu trabajo y siempre tengas salud”.
Discursos así es lo que muchas niñas y niños suben a decir a los ómnibus en las grandes ciudades de América Latina, mendigando un mendrugo de pan; y nosotros arrellenados en los asientos les respondemos casi unánimemente con indiferencia o desprecio. O con algo igual o peor: el desconocimiento.
4. Cerilla
tras cerilla
La madre de Hans Christian le confesaba que por vergüenza de pedir limosna muchas veces se quedaba a dormir bajo los puentes. Y fue en honor a ella que él escribió aquel cuento desgarrador que se conoce con el nombre de “La muchacha de las cerillas”.
Trata dicho relato de una pequeña vendedora ambulante, quien en plena noche de Navidad trata de que le compren fósforos a la salida del templo para que la gente encienda las luces de bengala en sus casas en donde habrá fiesta, diversiones y un opíparo banquete donde la mesa estará servida con ricos y apetitosos manjares.
Pero esa noche tan inclemente el frío es tan gélido que en el intento de calentarse un poco va encendiendo cerilla tras cerilla. Y en la luz que estas llamas fugitivas desprenden e irradian entrevé el rostro de su vieja abuela, muerta hace algún tiempo, y quien desde el cielo la llama con ternura.
Era tan nítida esta visión, y es tan dulce el semblante de la vieja madre, que la niña no quiere por nada del mundo dejar de seguirla, y entonces no deja de encender uno y otro fósforo.
Enciende tantos que al otro día las personas que se levantan temprano a recorrer las calles encuentran muchas de ellas regadas en el suelo. Y muerto por el abandono, la desolación y el congelamiento, el cuerpo de la niña vendedora.
5. El teatrino
de títeres
Pero a su vez en la vida de Hans fue muy significativa, gravitante y conmovedora, la figura austera, de recogimiento y de humilde sabiduría de su padre que fue en su vida un ser providencial. Quien era zapatero y pudo acompañarlo hasta cuando él cumplió los once años de edad. Y no más.
Porque ocurrió que fue enrolado en el ejército dinamarqués para luchar en las guerras napoleónicas que asolaron Europa y murió a consecuencia de aquellos acontecimientos en algún recodo inubicable de una trinchera, entre el barro, la pólvora y la nostalgia.
Afanados como estamos ahora en elevar los niveles de comprensión lectora de niños y jóvenes, qué bueno es recordar que este niño desvalido, cuya vida fue una herida siempre abierta y sangrante, pero cuya obra se eleva como un prodigio, fue guiado por su padre en el mundo de la lectura.
Ahora como una estrella matutina y hasta como el sol del mediodía que se eleva, qué importante reconocer que fue educado, motivado hacia la lectura e incentivado para la creatividad literaria y la proeza de un destino sublime sobre la faz de la tierra, por su padre.
Sin embargo, cabe preguntarnos: ¿quién era aquél? Un modesto artesano y trabajador manual fue quien formó el alma de este genio, fue un remendador de calzado, aparentemente escaso, limitado y desasido, quien nos ha legado a un príncipe, a un portento de las letras y a un manumisor.
6. Y,
¿quién es él?
Porque es gracias a ese hombre taciturno que tenemos la maravilla universal de los relatos colmados y rebosantes de prodigio que escribió Hans Christian Andersen.
Y es que su padre en su mesa de trabajo al lado de suelas, clavos, martillos y leznas, tenía siempre un pequeño estante de libros que leía a su hijo cuando este se acercaba consciente o desprevenido. Y suspendía cualquier tarea urgente que tuviera a fin de leerle a su hijo.
Aquel varón que lo engendró, nos cuenta Hans, era un hombre triste que nunca reía, salvo con los diálogos y los sucesos graciosos que ocurrían en los libros cuando ambos leían juntos, tiempo y espacio mágicos en que eran estentóreas sus carcajadas, que asombraban, fascinaban y hacían feliz al niño porque le llenaba de gozo que ese hombre sacrificado que era su padre alguna vez riera.
También recuerda en su autobiografía que él le hizo un teatrino de títeres en donde ambos representaban comedias. Y narra enternecido que una vez lo vio llorar desconsoladamente después de la visita de un distinguido caballero.
En ese momento y ante esa situación su hijo se acercó y le preguntó con enorme inquietud:
– ¿Alguna noticia desgraciada te ha traído ese señor, papá? –Le indagó con recato y timidez.
– No. Ninguna, hijo. Al contrario, ha sido muy gentil y amable conmigo.
– Entonces, papá, ¿lo conoces?
7. Quien
en lo moral
– Sí. Claro que lo conozco desde que éramos niños.
– Y, ¿quién es?
– Fue mi antiguo compañero de carpeta en la escuela donde alguna vez yo estudié.
– Y, entonces, ¿por qué has llorado tanto como hoy te he visto llorar?
– Porque él ahora es un ilustre personaje.
– Siendo así, ¿por qué esas lágrimas, papá? ¿Por qué te conmueve? ¿No debieras estar más bien alegre por haberlo visto?
– No. Lloro porque él ha seguido estudiando y se ha instruido.
– Y, ¿tú?
– Yo, lamentablemente, no. –Fue lo que le confesó aquella vez.
Así, Hans Christian Andersen se ha consagrado porque escribe desde el fondo del alma, desde el afecto y el cariño más entrañable; desde la ternura, como también desde la indignación.
Igualmente, desde el compromiso por coadyuvar a hacer una humanidad más noble, digna y feliz.
En este 213 aniversario de su nacimiento es justo reivindicarlo como un escritor que nos pertenece, nacido entre nosotros y quien en lo razonable, afectivo y moral está al lado nuestro.
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