domingo, 4 de junio de 2017

Derechos del niño en torno a la palabra





Hoy 4 de Junio es el Día internacional del niño víctima inocente de agresión. Las Naciones Unidas refiere esta fecha a actos cometidos en medio del conflicto armado, sin embargo, el mismo se ha extendido por la vulnerabilidad de los actos que se ven en la sociedad actual, por tal motivo debemos  tomar acciones y responsabilizarnos en salvaguardar y cuidar el estado físico y mental de nuestros niños y niñas. 
Lee más en http://www.un.org/es/events/childvictimday/


DERECHOS
DEL NIÑO EN TORNO
A LA PALABRA
Danilo Sánchez Lihón
 (Santiago de Chuco, Perú)
1
Los niños
tienen derecho a apreciar
las palabras
y darles valor por el sabor
a miel, a
leche, a frambuesa y anís
que ellas
poseen; a vincular saber
y sabor.
A reconocer las palabras
por su color,
textura y, sobre todo, por
la fragancia
que sus sonidos en flor y
sus pétalos
exhalan. Sin prescindir de
la música
de mandolinas, bandurrias
y violines
que en ellas se escucha y
resuena.
2
Los niños tienen derecho
a que
las palabras desentrañen
siempre
realidades y contenidos
íntimos,
insondables y afectivos.
Que
no sean anodinas y ellas
nos abran
los pórticos y ventanales
para viajar
mágicamente, estallando
en júbilo.
Que señalen, develen y
abarquen
mundos pródigos, llenos
de luz,
del sol, las estrellas y la
luna.
3


Los niños tienen derecho
a que
no se corrija las palabras
que pronuncian,
y mucho menos aquellas
que escriben.
No olvidar que ellos son
genios
del lenguaje, hacedores
consumados
de nuevos idiomas. Que
cuando
nos presentan un texto, o
una
composición, vayamos al
fondo
del asunto sin quedarnos
ni arar
en lo superfluo. Que ellos
tienen
derecho a que se elimine
de una vez
por todas a dos funestas
y horripilantes
alimañas: la gramática y
la ortografía.
4
Los niños tienen derecho
a que
las palabras que dirigimos
a ellos
midan infinitos de ternura.
Que
apenas resistan la luz que
ellas
irradian, y estén cargadas
por toneladas
de dulce y legítimo cariño.
Que pesen un
miligramo de preceptiva;
y tengan
casi nada de coerciones.
Mucho
menos de castigos o de
sanciones.
5
Tienen
totales y plenos derechos
a pedir
que se suspenda de modo
inmediato
al maestro que convierte
el curso
de lenguaje, que debiera
ser
fiesta del alma, jubiloso y
estallante,
tornándolo en asignatura
gris,
hosca y penosa; en algo
peor aún:
en una materia gramatical,
cuando
nada es más encantador,
fascinante
y mágico que el lenguaje
para volar
cogidos a las alas de las
palabras.
6
Defendamos ante ellos
el valor
de las palabras que todos
modulamos
con nuestros labios, y que
hablamos
día a día de modo natural
y cotidiano.
Tienen derecho a exigir
que
cada palabra que a ellos
decimos, la
respaldemos con nuestros
actos.
Y si es posible con nuestra
propia
vida. Si les dijimos: “paseo”
vayamos
a él así sea arrastrándonos.
7

Ellos tienen derecho a que
les enseñemos
que las palabras es lo que
da sentido
a nuestras vidas. Que ellas
marcan
nuestros pasos de amargor
o ambrosía.
Develar las palabras para
sentirlas y
pensarlas con autenticidad.
A fin
de ensoñarlas con plenitud.
Obrando
con ellas para la autonomía.
Buscando
y ayudando a cada quién a
encontrar
en cada una su voz interior,
honda y
pletórica, de afirmación y de
triunfo en
las palabras que modulamos
cada día.
8
Los niños tienen derecho
a
expresarse construyendo
imágenes
y metáforas. Y a que se
les entienda
en ese código, dado que
el niño
es un artista consumado,
y más en esa
dimensión acrisolada del
lenguaje.
Tienen derecho para que,
a cada
pregunta, se le responda
no con respuestas
sino con otras preguntas
cada vez
más mágicas e ilusorias
a fin de que
las palabras se tornen
infinitas
9
Todo niño tendrá derecho
a pedir
el cambio de un maestro
si
la voz de este no es grata,
ni afectiva,
dándosele un plazo hasta
que ella
sea reeducada y pulida,
de tal modo
que se torne en música
amable
a los oídos de grandes y
de chicos.
Tanto ha de ser así que,
más que
comprender las lecciones
y cosas
por su razón y significado
las entiendan
por la melodía de la voz
de su maestro
y por lo que ellas evocan
y desprenden.
10

Todo niño
tiene derecho a la palabra
en libertad;
a que las palabras existan
libres, sin
ataduras, que retocen por
el prado,
a que le nazcan alas; que
sean
lozanas, alegres y felices;
sin
grilletes ni cadenas; libres
como
el agua y como el viento.
Como
el fuego y la tierra pródiga.
Libres
como el mar, el sol y las
estrellas
titilantes en el horizonte.
Que nada
aprisione a las palabras,
a fin de
crear con ellas un mundo
nuevo.
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Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es

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Imágenes de Secretos del taller de Omira 
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