viernes, 3 de agosto de 2007

CUENTOS PARA LEER EN VACACIONES

EL HELADO MAGICO
POR: GABRIELA ALFONZO


Roxana invitó a María a comer helado en el quiosco del italiano. María era una niña pequeña, tenía 4 años, con unos rizos castaños, ojos color miel y su piel blanca como la leche, en fin era una niña muy bella.


Al llegar al quiosco del italiano Roxana le dijo:- por favor déme dos helados de mantecado. Enseguida se lo dieron.


María al agarrarlo se le cayó en el piso, ella rápidamente le pidió una servilleta al italiano, pero cuando lo fue a limpiar el helado se había derretido en el piso y ella le dijo a Roxana:
_Roxana, el helado ha desaparecido, es mágico.
_No María, lo que pasa es que se derritió.
_No te creo Roxana, tu me estas mintiendo, como tengo 4 años no me dices la verdad, o te lo comiste ¿verdad?

EL BURRO QUE LE MORDIÓ LA NARIZ A UN SEÑOR

POR: GABRIEL BRAVO

Había una vez, hace 5 años un burro que estaba en un gran zoológico de contacto ubicado en Colombia, ese burro era muy tremendo y bochinchero, y tiene un cuento que dice así:

Un día un señor fue a ese zoológico, había caminado mucho, al rato vio un burro que se veía tranquilito, entonces el señor agarró una zanahoria, se acercó a la boca del burro y de repente le quito la zanahoria. El burro se puso tan molesto que le mordió la nariz al señor y este grito: ¡Ahhhhhhhh! Con todas sus fuerzas.

El vigilante lo escuchó y corrió hasta el señor, y el vigilante le dijo al dueño del Zoológico que si volvía a pasar eso tendrían que sacrificar al burro.

Al siguiente día el dueño entrenó al burro, y el burrito no volvió a morder a nadie. Pero igual en el Zoológico pusieron un letrero que decía:

“Alimente al burro, pero aliméntelo de verdad o sino le puede pasar algo”.

SE LE ABRIÓ EL CORAZON
POR: NATALIA ALFONZO

Ruanito es un niño muy alto, y cada vez que ve a una persona bajando una manzana, un mango u otra cosa de un árbol, él se ofrece a ayudarlas y a veces se mete en problemas. En la escuela nadie se la lleva bien con Ruanito a pesar de que es muy inteligente y dispuesto a ayudar.

Un día Ruanito, después de llegar de la escuela fue directo a la cocina a ver que tipo de comida había para el almuerzo… escuchó a alguien llorando, Ruanito pensó que debía ayudar y al mismo tiempo dudó, quizás le traería nuevamente problemas, otra vez…… pero primero se asomó por la ventana y al ver que era una niñita quien lloraba debajo de un árbol, se acercó a donde ella se encontraba para conocer las razones que la hacían llorar de esa manera.
Al llegar, afinó su voz, y dijo:
- ¿Qué te pasa?
- Aa… es… es… que… que… -respondió la niña-
- No tengas pena –dijo Ruanito- dímelo.
- Yo…yo soy una…aa ni…iiña muy llo…oo…rona
- ¿Por qué?
La niña al ver que era un niño que no le podía hacer daño, solo ayudarla, le dijo:
- Porque cada vez que veo una familia unida compartiendo me pongo a llorar, porque me recuerdo de… de…
- De que…? -Dijo Ruanito-
- Que tengo 7 años de mi vida buscando por las calles a mi papi y a mi mami…
- Ahhh…pero ¿Por qué estas llorando debajo de un árbol?
- Porque mamá y papá siempre me dicen que no llore, pero como yo no sé donde están me pongo debajo de un árbol de muchas hojas verdes y bonitas para que no me vean llorando desde allá arriba…
- Ahhh... – suspiró Ruanito- Entiendo…

Ruanito analizó… pero le dio algo en su pecho, pues tenía vergüenza de decirle que ellos dos fallecieron… Entonces le dijo:
- Pero ya no llores, aunque te escondas o no, ellos siempre te estarán cuidando.
- ¿Y cómo tú sabes? –Preguntó la niñita.
Ruanito muy silencioso se le acercó al oído y le dijo:
- Ellos me lo han dicho…
- ¿Y cómo?
- Por medio del corazón. Respondió indeciso Ruanito.
- Guaoooo! Se tranquilizó la pequeña.
Y se hicieron grandes amigos.

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