La Aldea Infantil Virgen de
la Paz, ubicada en el km.9 de la carretera de
Pimentel en Lambayeque, Perú, es una institución que alberga 60 niños,
niñas y adolescentes en situación de
riesgo social, adscrita a la Fundación por los niños del Perú y el Gobierno
Regional de Lambayeque.
Desde el año 2009, he tenido
la fortuna de compartir con los niños, niñas y adolescentes de la Aldea en
calidad de promotora de lectura y escritura creativa. Una actividad que se ha
prolongado los años subsiguientes: 2010, 2011 y 2013, despertando en ellos el
interés por la lectura, la escritura y la creación plástica.
Promover la lectura en
niños, niñas y adolescentes con carencias
afectivas, económicas, necesidades de atención y sin vínculos familiares, es una tarea
apasionante, titánica y esperanzadora. Más aún cuando el seguimiento es tan
escaso en el tiempo, ya que mi visita es anual. Sin embargo, cada actividad
realizada se fundamenta en el amor que los libros proporcionan. Entre cuentos y versos los rostros de mis ahijados
y ahijadas se iluminan, marcando en ellos una experiencia transformadora como el placer de descubrir su identidad y su entorno.
En el marco de la XXVI
aniversario de la Aldea Infantil Virgen de la Paz, llevamos a cabo una hermosa
actividad para esa gran familia: Secretos en cuentos: una función de
cuentacuentos y un taller de creatividad. La fecha de mi visita coincidió con
mi cumpleaños, el 21 de mayo. Ha sido uno de mis cumpleaños más bonitos, aún cuando estaba
lejos de mi familia y mis amados hijos, estaba rodeada de buenos amigos: mis ahijadas y ahijados de
la Aldea, su director y su esposa, Don Alfonso Tello y Yoli, su trabajadora
social, Zoila Lara, quien tan amablemente me abre las puertas de su hogar cuando voy a Chiclayo,
el poeta Javier Villegas, el profesor Edmundo
Chapoñan, su esposa Carmen y su pequeña hija. Pero, en esta especial ocasión me acompañaba mi querida amiga Yini Rodríguez, quien ha sido una alentadora de mi vocación de servicio.
Yini, cuando nos conocimos
en su lugar de trabajo Lehman College Nueva York, donde fui invitada para la
Feria Literaria Latinoamericana Libro Abierto del 2011, para dar una
conferencia sobre la Esencia del Animador de lectura, me dijo que quería
acompañarme en alguno de mis proyectos. Así, ella coordinó un taller en Villa Magante,
República Dominicana para Mensen Academy 2012 y este 2013 nos fuimos a Perú a
trabajar en la Escuela Primaria donde estudió el poeta universal César Vallejo
en Santiago de Chuco, y junto a Ulises Gonzales promueve la Fundación Amigos de Secretos del
taller de Omira. Luego, para cerrar nuestro periplo de Secretos del taller, visitamos la Aldea.
Yini Rodríguez, es una mujer
de una gran calidad humana, una emprendedora
y luchadora inmigrante dominicana que se abrió camino en la ciudad de concreto
más dura del planeta: Nueva York. La historia de Yini, tiene muchos matices que
van de negros, blancos, grises, rosas, verdes y lilas, gracias a su
perseverancia ha cristalizado muchos de sus sueños. Ella llegó a los Estados
Unidos en plena adolescencia junto a su familia, y entre altos y bajos, optó por el trabajo honesto,
por el estudio, por sembrar sonrisas, cuando los nubarrones la perseguían.
Yini me acompañó en mi 43
cumpleaños, hoy que ella cumple 40, quiero dedicarle esta reseña. Aunque suene a lugar común, su alegría, su espontaneidad y el brillo que
emana su corazón son su mejor carta de presentación.
No en vano, su vida es un testimonio para invitar a otros a seguir adelante,
para entender que nuestra vida es una: con nombre y apellido, para sentir que
debemos abrirnos a compartir una sonrisa al que no la tiene dibujada en su
rostro, más si estos son niños y niñas, cercanos o lejanos. Nosotros forjamos el camino para que las flores que nos acompañaran
en ese trayecto nos alegren los días con sus colores, sus aromas y su brillo, a nosotros nos toca regarlas para que mantengan su belleza y nos brinden armonía, aún cuando algunas tormentas nos sorprendan.
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