jueves, 1 de julio de 2010

GENESIS

Por: Herminia Alemañy Valdez,
poeta, escritora y profesora universitaria de Puerto Rico


En el principio, los cielos y la tierra

Estaban desordenados y vacios.

Entonces, la más vieja de las viejas

Agarro su aguja y sus hilos de colores

Y comenzó a bordar.



Con puntadas rectas

separó la luz de las tinieblas,

los cielos de los océanos

y la tierra de los mares.

Llenó los cielos lumbrera.

Con el punto satinado bordo un candente sol.

Lo bordó naranja, amarillo y rojo

para que deslumbrara durante el día.

Igualmente bordo una brillante luna plateada

para que mostrara durante la noche.

Sintió la soledad de la luna

y le bordó millones de estrellas en punto de cruz.



Con el punto de contorno y las cadenetas,

habitó el mar de peces de muchos colores

y los cielos de diversas aves.

Con el deshilado creció la hierba sobre la tierra.

Con el pespunte fueron apareciendo

los seres vivientes sobre ella:

verdes sapos, grises elefantes,

blancos osos, verdiazules culebras,

perros, gatos, tigres, leones.

Bordó con un punto de festón las flores:

girasoles amarillos, rosas rojas,

orquídeas blancas, geranios fuchas.

El nudo francés le sirvió para bordar

las flores más pequeñas y los capullos.

Así, poco a poco

llenó de color la tierra y los cielos.



Contempló su creación y se regocijó.



Había acabado con todos sus hilos

cuando quiso bordar al hombre y la mujer.

Buscó hilos en el cielo,

en los océanos y en la tierra.

Sólo encontró las barbas del maíz

y con eso los bordo.

Cuando dio la última puntada

suspiró profundamente

y se alegró su corazón.

Entonces observó con sorpresa

cómo, a lo lejos

se iba formando un luminoso arco iris de cadenetas.

Los pájaros trinaron,

las mariposas revolotearon,

los peces saltaron.



La más vieja de las viejas contemplo,

nuevamente, su creación

y se regocijó.



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