martes, 27 de enero de 2009

ME LO CONTÓ UNA SEÑORITA ADOLESCENTE

Por: Lily Cuadra

Escritora y Poeta Peruana. Educadora familiar especializada en psicología infantil. Conoce el lenguaje de las flores y como una abejita siempre se posa en ellas para tomarles foto...después gentilmente nos las regala con una sonrisa. Su dulzura y amor hacia los niños la han llevado a escribir para este público. Y ahora es una amiga más de Secretos del Taller.


*Este cuento se lo dedicamos a nuestra fiel colaboradora María Sofia Subero, quien hoy cumple 12 años.


Y por esas cosas de mi infancia, ahora soy adolescente, tengo 12 años con 5 meses y tres días. Chicos, no saben, ni se imaginan, bueno, seguro que hay muchos,que si lo imaginan, pero para los que estén en este rubro, “los anti- zapatos blancos” Yo tenía ya siete años, muy chiquita, porque ahora, perdón, ya les comenté de mis 12 años.Resulta que mi madre me llevó a la zapatería, y en ese entonces, hace tantos y tantos años... como cinco... No me permitían elegir mi calzado, veían que el pie me entrara bien, un poco grande, para que dure, pues estaba creciendo. (Todavía sigo creciendo)Pasó como quince días más o menos, desde el dichoso día de la compra de mis zapatitos blancos (nótese que lo digo con cariño) estaba guardando unos libros viejos, que mi madre los adoraba, “poesías” de pronto, mis ojos ven en el estante un ¡tarrito de pintura! de color verde, mis ojos se iluminaron, ¡¡pintaré mis zapatos...verdes!! Había una brocha de pared, me puse unas bolsas de plástico en las manos… y a pintar… con todo cuidado para que la pintura quede pareja.
Los dejé secar en un rincón del patio, al siguiente día, mami me dice, - cámbiate que vamos a casa de Micaela-

Apresurada escogí mi saquito tipo caperuza, de color rojo, mis medias blancas, mi vestido blanco y mis zapatitos verdes ¡¡Hermosos!! Cuando mi madre me vio, pegó tal grito que quedé petrificada, ¿La impresioné tanto? Si, pero la espanté, reaccionó y me dio una jalada de orejas y muy ceremoniosa me dijo: Usarás esos zapatos hasta que le salgan huecos a las suelas.Fue la primera vez que escondí mi felicidad, pensé bien en mis adentros, “los cuidaré mucho para que no le salgan huecos”Al siguiente día, me mandaron a comprar el pan, iba tan feliz, con mi caperuza roja, mi canasta amarilla y mis bellos zapatitos verdes.
Hay castigos que nunca los comprendo... si vieran lo lindo que me quedaron mis zapatitos verdes.
(foto / jpg - cortesia de 2.bp.blogspot.com)

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